jueves, 26 de marzo de 2009

Orígenes de la Fundación de la Escuela de Música Prudencio Esáa


Muchos sostienen que la fundación de una institución con apoyo económico del Estado es de fácil creación porque se está usando dinero público y no recursos propios; en esas condiciones cualquiera instaura una institución.
Sin embargo, su consolidación requiere un esfuerzo significativo, un trabajo constante. Sólo cuando una institución permanece en el tiempo, con una labor pedagógica de muchos años, es cuando uno se debe preguntar ¿cómo pudo desarrollar una labor sostenida en esa institución en un Estado que le da poca importancia a la cultura, y donde son escasos los recursos financieros para ese tipo de institución educativa?
En Venezuela, como en todos los países subdesarrollados, aparecen y desaparecen instituciones a granel, sean educativas, culturales, comunales, bancarias, civiles etc. sin ningún tipo de control. La mayoría de las veces no cuajan, sea por falta de recursos económicos, o de apoyo, por corrupción administrativa, o porque los que la dirigen no tienen la habilidad y capacidad para el desarrollo y consolidación de esas instituciones en la sociedad.
Los grandes creadores, de obras de este tipo son los que tienen convicciones, capacidad de trabajo, creen en lo que hacen, y quieren consolidar un trabajo que es vital para la juventud, para mantener valores positivos que reafirmen su esencia en la vida.
Esos promotores de la cultura y la educación musical trascienden en el tiempo porque tienen esa magia de consolidar instituciones con valores auténticamente democráticos: todos reciben las mismas oportunidades a todos se les atiende por igual, todos tienen derecho al conocimiento del área y a la formación académica.
Por ese legado de incalculable valor es que la historia premiará, honrando a los grandes promotores contemporáneos de la educación musical venezolana: Vicente Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza, José Antonio Abreu, Ángel Sauce e Inocente Carreño, fundador de la Escuela de Música del Oeste Prudencio Esáa.
El maestro Inocente Carreño nunca pensó que en aquellos dos salones de la Quinta Arvelo (hoy C.C. Los Molinos) ubicada en Artigas, de la populosa barriada de San Martín, se estaría gestando una Escuela de Música de arraigo popular, con carácter académico, que desarrolla una importante labor pedagógica para el sector Oeste de Caracas.
Existe una comunicación con fecha Junio de 1970, dirigida por el maestro Inocente Carreño a la profesora Nelly Mele Lara, Directora del Departamento de Música del INCIBA, dando respuesta a su solicitud de información acerca del funcionamiento y necesidades más urgentes de la Escuela de Música del Oeste.
Esta comunicación representa el acta de fundación de la escuela, y el maestro responde a la solicitud de la Prof. Mele Lara lo siguiente. Cito textualmente.
“Bajo mi dirección, cumplo con informarle lo siguiente:La escuela comenzó la inscripción de aspirantes, en la segunda
quincena del mes de abril y la terminó a fines del mismo mes. Hubo un total de 300 inscritos.”
El Maestro Carreño se refería al total de preinscritos para iniciar la selección de alumnos a ingresar al período de clases regular, porque es norma en las escuelas de música hacer previamente audiciones para determinar si el aspirante tiene actitudes para el estudio de la música.
Más adelante señala: “Luego de efectuadas las pruebas correspondientes, fueron aprobados 135 alumnos. Las pruebas concluyeron el 18 de mayo.
!El 1 de junio fue el día escogido para la inauguración de las clases de Teoría y solfeo que duraran hasta fines de julio. Como Ud sabe, de esta especialidad hay dos cátedras, una a cargo del Prof. Antonio J. Ochoa y la otra que dicto yo.
Este párrafo nos señala varias cosas: en primer lugar, nos muestra la matrícula de inicio de la escuela, que consideramos fue alta para un comienzo, también nos dice que la población estaba muy necesitada de la enseñanza de la música, muchos aspirantes se aceptaron para la cátedra de Teoría y solfeo, y más del 50% de solicitudes fue rechazada, esto indudablemente se debía al poco personal en sus inicios, y lo que eternamente ha adolecido la Escuela: la falta de espacio físico; también nos muestra que la escuela nació pequeña e improvisada.
En segundo lugar, se refiere al inicio de clase programado para el mes de junio y su conclusión para el mes de julio, es decir sólo se recibió un mes de clase, se programó este inicio a final de año escolar para darle un carácter de fundación de la escuela, o para conocer a los alumnos. No detalla más al respecto.
También, señala al maestro Antonio José Ochoa como profesor acompañante en la fundación de la escuela. Ochoa como profesor y el maestro Carreño como director, así lo expresó en el boletín Canto Llano:
“ Y en el inicio de la creación del antiguo INCIBA, donde nuestra amistad se estrecha aún más, él, como Supervisor de Escuelas de Música y yo como Asesor Musical del citado Instituto tuvimos que compartir responsabilidades, y luego, las angustias y sin sabores de sabernos marginados por las nuevas autoridades a raíz del triunfo electoral del Dr. Caldera, lo que nos obligó, para conservar los modestos sueldos que devengábamos, a dar clases de Solfeo y Guitarra en la vieja y siempre recordada Casa de la Cultura de San Martín, a cambio de los cargos que desempeñábamos”
Pero como no hay mal que por bien no venga - según reza el refrán - esto dio origen al nacimiento de nuestra escuela. (1)
Volviendo al citado informe se refiere Carreño a la cátedra de Ochoa: “La cátedra de Ochoa cuenta con un total de 59 alumnos agrupada en dos secciones de 30 y 29 respectivamente. La mía cuenta con un total de 67 alumnos, agrupados en dos secciones de 32 y 35 respectivamente. En total 126 alumnos. Las de Ochoa de dos clases semanales: los martes y viernes de 8:00 a 10:00 p.m. y las mías los lunes y jueves de 7:00 a 9:00 p.m.”
Muestra en detalle el número de secciones y el horario de clases con los cuales se inició la Escuela. Secciones con alto número de alumnos, tomando en cuenta a los de la actualidad, cuando los profesores exigen que la matrícula no sea más de 18 alumnos por aula. También señala el horario de los cursos, dos horas semanales distribuidas a una hora por día. No señala los niveles académicos, se refiere a cursos del preparatorio, pues se están iniciando las actividades por primera vez en la Escuela.
El maestro Carreño también se refiere en su informe a las demás especialidades:
“Las cátedras de Piano Violín, Guitarra, Arpa Criolla y Cuatro comenzarán, como Ud. misma lo ha prometido, el próximo mes de octubre. Los aspirantes al estudio del Piano, Guitarra y Violín serán sometidos a una prueba por el Prof. respectivo en la segunda quincena del mes de septiembre. Yo sugiero que si le es posible al INCIBA crear otra cátedra de Piano sería muy conveniente para poder de esa manera darle cabida al gran número de aspirantes para esta especialidad.”
Las demás cátedras comenzarán actividades en el mes de octubre de ese mismo año de acuerdo a lo prometido por la Prof. Mele Lara, si el INCIBA dota de recursos a la escuela, tal como suponemos sucedió, el nombramiento de nuevos profesores estaba sujeto a la aprobación de las autoridades del INCIBA, y se insiste en solicitar una cátedra más para el Piano, ya que presenta gran demanda de solicitudes, y lo expresa en la despedida del informe cuando señala: “Reitero aquí para terminar, la necesidad de la creación de otra cátedra de Piano”.
El departamento de Música del INCIBA solicitaba un informe en relación al funcionamiento y necesidades más urgentes de la Escuela, a lo cual Carreño respondió:
“En cuanto a las necesidades de la escuela, debo decir que son muchas, puesto que actualmente no cuenta más que con un salón donde se imparten las clases de Teoría y solfeo. Es de suponer que cuando se inicie en octubre las cátedras restantes vamos a necesitar cuando menos dos salones, más sin contar con el despacho del Director, y un local de Secretaría con todos sus implementos. El pizarrón que usamos para las clases de Teoría y solfeo no los cedió muy amablemente el profesor Ángel Sauce, pero desgraciadamente está en muy mal estado, de manera que es urgente el que nos dote de por lo menos uno bueno, mientras se inicia las clases de octubre. En una palabra: la Escuela está urgida de casi todo lo necesario para poder funcionar como tal. Cualquier otro detalle al respecto que el departamento considere de interés, yo con mucho gusto puedo proporcionárselo”.
Con estas palabras nos señala un rosario de problemas, un clamor de solicitud de ayuda inmediata para poder iniciar el año escolar, prácticamente la escuela no contaba con los implementos mínimos necesarios para el comienzo de actividades escolares. Sólo el empuje, la capacidad de trabajo y las ganas de cristalizar un proyecto educativo, en circunstancias difíciles, llevaron a los maestros Carreño y Ochoa a llevar adelante, con propósitos muy claros, la fundación de la Escuela de Música del Oeste.
No se describe la situación en relación a los pupitres y los pianos para dictar las clases de solfeo y del instrumento en cuestión, de esto último nos consta la existencia para esa fecha de dos pianos muy viejo que donó el maestro Carreño a la escuela, debido a la carencia de este vital instrumento para la enseñanza de la música.
Más adelante se refiere a los profesores que impartirían clase del inicio escolar:
“Las cátedras, sus titulares y sus respectivos sueldos con las cuales darían comienzo sus actividades en octubre son las siguientes:
Dos cátedra de Teoría y solfeo: Bs. 800.oo mensuales cada una. Profesores Antonio J. Ochoa e Inocente Carreño. Una cátedra de Piano Bs. 800.oo mensuales Prof. Atilio Ferraro. Una Cátedra de Violín Prof. Elías Zapata. Una cátedra de Arpa Criolla
Bs. 700.oo mensuales profesor a escoger.Además del Director Bs. 2.000.oo mensuales y una secretaria con un horario
de 4.30 p.m. a 9.30 p.m. con un sueldo de 700 u 800 Bs. Mensuales”.
Con estás cátedra y sus profesores titulares se inició actividades en octubre de l970, la cátedra adicional de Piano solicitada posiblemente se le concedió a la Escuela ya que la profesora Guiomar Narváez trabajó desde sus inicios en la Escuela en esa cátedra.
Estas palabras escritas por el maestro Inocente Carreño representan un testimonio histórico de los avatares que tuvo que enfrentar para plasmar en realidad la creación de la Escuela de Música del Oeste, como en un principio se había llamado.
En el 14° aniversario de la fundación de la Escuela el Maestro Carreño se refirió a la población que integraba el conglomerado estudiantil con estas frases: “La Escuela de Música “Prudencio Esáa” está cumpliendo 14 años de fructífera existencia. Años signados de angustias, desalientos e incomodidades, pero también y como contrapartida, pletóricos de satisfacciones y ricas experiencias, que han robustecido nuestra inquebrantable fe en las inmensas capacidades artísticas de nuestro pueblo y por sobre todo: sus grandes reservas morales y su innata y su casi ingenua bondad .” … La escuela de Música “Prudencio Esáa”, desde su fundación, se ha estado nutriendo con la savia y el espíritu de la gente sencilla: de los niños y jóvenes provenientes en su mayoría de los estratos más humildes de nuestra capital, haciendo posible que en sus aulas se conjuguen armoniosamente el respeto con la cordialidad, y la disciplina y aplicación en el estudio con el aprecio y consideración hacia los profesores, quienes corresponden en forma recíproca, tal como el alumnado merece”. (2)
No sabemos en que año tomó el nombre de Escuela de Música del Oeste Prudencio Esáa; el nombre que se le dio en un principio se debió, quizás, a las directrices del INCIBA, que pretendía crear una Escuela en el Oeste y otra en el Este. Esto para que las diferentes zonas de Caracas tuvieran un acceso rápido a estos centros de enseñanza; por supuesto, sin dotarla de un local propio que resulta el principal problema que confrontan estas instituciones.
Tal fue el éxito de las Escuelas de Música del INCIBA-CONAC que se fueron multiplicando hasta llegar a 6; en líneas generales, todas son contemporáneas a excepción de la Escuela Lino Gallardo con 10 años más que el resto de las otras Escuelas: Pedro Nolasco Colón, Freddy Reyna, Pablo Castellanos, Prudencio Esáa y el Conservatorio Juan José Landaeta; estas dos últimas nacieron en el mismo lugar en la Casa de la Cultura de San Martín, una de ellas se quedó en la zona y la otra se fue para el sector Este de Caracas.
Estas Instituciones nacieron por políticas diseñadas por los gobiernos democráticos interesados en crear planes de formación cultural y artística, dotaron a estas instituciones de recursos económicos para pagar la inversión de personal docente, pago de local y servicios públicos; y los activos o patrimonio de instrumentos musicales y su mantenimiento, mobiliario etc. han sido costeados en su mayoría con los fondos de las comunidades educativas.
La dotación de un local propio, en armonía con la actividad que realiza, siempre ha sido un problema para la Escuela de Música Prudencio Esáa desde su nacimiento, múltiples han sido las propuestas, proyectos, sugerencias y solicitudes en este sentido y nunca ha habido respuestas favorables para la solución. Siempre hubo estupendas oportunidades para adquirir un espacio, pero cuando se trata de desembolsar dinero se tranca cualquier posibilidad, por muy mínima que sea la inversión.
La mejor inversión que el Estado puede hacer para la población es dotarla de una buena educación integral. Con esta vía para sembrar el petróleo, estaría cumpliendo su función pública y proyectando como pueblo, con las herramientas necesarias para vivir mejor.
Partiendo de esa “fe en los poderes creativos del pueblo”, creyendo firmemente en el valor de la enseñanza musical, es cómo la labor de esta escuela ha sido múltiple: ha luchado desde su fundación por la apertura de más cupos y nuevas cátedras, ha estado abierta a cualquier innovación que en materia de currículo hayan sido sugeridas por el M.E. y el Conac, ha recibido en su seno a profesores de música venezolanos y extranjeros con estilos y métodos personales, de probada propiedad en la enseñanza musical; fue pionera en la promoción y difusión de concursos para Piano y Composición con la creación del Concurso Moisés Moleiro, ha creado tribuna donde estudiantes y profesores puedan manifestar y opinar, a través del boletín Canto Llano; ha recibido en su seno publicaciones musicales como la Revista Papel Musical, ha desarrollado festivales corales infantiles con cuatro ediciones anuales desde 1996 al 2000, donde han participado más de 20 coros infantiles de los géneros académicos y populares, ha desplegado festivales de jóvenes intérpretes realizados en la actualidad, con regularidad anual, en homenaje a músicos de trayectoria como Adda Elena de Sauce, Inocente Carreño, Lina Parenti.
La comunidad escolar de la Escuela de Música Prudencio Esáa sigue luchando por preservar un espacio para la educación musical. No es tarea fácil porque involucra diversas situaciones y depende de muchas personas, pero seguimos adelante a pesar de las dificultades y tenemos optimismo y esperanza en que lograremos todos nuestros propósitos para irradiar el conocimiento musical.
(1)En Canto Llano. Boletín Informativo y Cultural de la Escuela de Música Prudencio Esáa, N° 9, página 3, junio de l984.
(2)Canto Llano, boletín N° 10 Página 4, marzo de l984.